Gabriel Marcel

(París, 1889-1973) Filósofo francés de origen judío, uno de los mayores representantes de la corriente del existencialismo cristiano que se desarrolló paralelamente al existencialismo «ateo» de Sartre.

Se convirtió al catolicismo en 1929, y fue profesor en la École Normal Supérieure de París y en varios institutos franceses y de otros países. Además de su obra filosófica, hay que mencionar su actividad como crítico teatral para Les Nouvelles Littéraires y sus obras dramáticas, como Un hombre de Dios (Un homme de Dieu, 1925). Otras obras suyas dignas de mención son Diario metafísico (Journal métaphysique, 1927, 1935), Ser y tener (Être et avoir, 1935); Du refus à l’invocation (1940); Homo viator (1944); El misterio del ser (Le mysthère de l’être, 2 vol. 1951); Le déclin de la sagesse (1954); En chemin, vers quel éveil (1971), Percées vers un ailleurs (1973), La Capilla ardiente y El mundo quebrado.

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 GabrielMarcel

Foto: https://ww2.rockhurst.edu/gabriel-marcel-society

«…tiendo a hacerme cada vez más un profano en relación con un cierto misterio de mí mismo cuyo acceso me está prohibido cada vez más celosamente. Esto sin duda, añadiría, en la medida en que el niño que fui, y que habría seguido siendo si fuera poeta, muere cada día más.»

Homo Viator. Prolegómenos a una metafísica de la esperanza
Traducción: María José de Torres
Ediciones Sígueme, 2005, Salamanca, p.143

 

Me pregunto…

  • ¿En qué sentido es «el niño que fui» un misterio de difícil acceso?
  • ¿Solo los poetas son capaces de mantener vivo el niño que llevan dentro? ¿Cuáles son las características del poeta que le capacitan hacerlo?
  • ¿Cómo puede Godly Play ayudarnos a ser menos «profanos» en relación con el misterio del niño que llevamos dentro?